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¿Los esclavos tienen que ser masoquistas?


Sumisión y dolor son dos conceptos diferentes que, aunque suelen ir juntos en muchas ocasiones, ninguno de los dos implica al otro. Hay esclavos masoquistas y esclavos que no lo son del mismo modo que hay Amos sádicos y Amos que no lo son. Ser masoquista no significa ser esclavo y ser sádico no exige ser Amo. Existen, pues, esclavos sádicos y Dominantes masocas.Un Amo es quien da órdenes a su esclavo y un esclavo es aquel que obedece a su Amo. El contenido de dichas órdenes, siempre que esté dentro de los límites acordados, no tiene ninguna relevancia. Dentro del bdsm se suele etiquetar aquello que debe ser ordenado o aquello que debe ser obedecido, como si existiera un comportamiento adecuado, o no, de lo que el Amo, o el esclavo, puede o debe hacer con su cuerpo. En el bdsm cualquier comportamiento es válido siempre que no se traspasen los estrictos límites de la seguridad, la responsabilidad y el acuerdo.


Es importante advertir que el dolor no por si solo no atrae a la persona masoquista, y por lo general tampoco al sádico, a menos que así se haya planeado. El dolor accidental no se percibe como placentero o sexual. Si te piso con mis botas tu pie descalzo, y no era esa mi intención, ese dolor no me produce placer. Solo el dolor planificado es gratificante. La sesión se pacta con anterioridad, los límites se establecen de antemano. El esclavo sabe que es merecedor del castigo, o porque ha cometido una falta, o porque simplemente al Amo le place castigarlo. Las amenazas y el suspense son preludios del castigo y aunque el dolor sea real, al dolor se llega solo a través de una representación acordada y planeada.


Dentro de sus límites, un esclavo está siempre dispuesto a sufrir el dolor que le produzca su Amo aunque no lo encuentre excitante en el sentido físico del término. Pero acepta ese dolor con orgullo porque a su Amo le place castigarlo, y para un esclavo el placer de su Propietario es lo único que merece su atención.


Dentro del bdsm no se trata tanto de fusionar el dolor con el placer como de redefinir el dolor. Como he dicho antes, el sádico no siente placer por el mero hecho de producir dolor. En el bdsm el dolor se usa como un método mediante el cual, los miembros de la pareja conservan sus roles de Dominante y sumiso. Es un medio para alcanzar un fin.


El látigo, por ejemplo, adopta un significado amenzador para el esclavo, y cuando se encuentra en posesión del Amo, significa quién manda. A veces ni siquiera es preciso usarlo, solo hacerle senࢢr la suave caricia del cuero es suficiente para que el esclavo se ponga en su lugar. La administración del dolor no se define como hacerle daño al esclavo, sino como dominar al esclavo.


El grado de dolor deseable o tolerable es un asunto que depende de cada uno. No es mayor la entrega de un masoquista que acepta veinte latigazos con entereza, que el esclavo que odia el dolor y acepta solo cinco con gran esfuerzo. El Amo experto no es tanto alguien que sabe como aplicar el dolor, sino aquel que es capaz de inculcar el temor y la amenaza de dolor y violencia.


Cuando se entiende esto te das cuenta que no es el sádico el que lleva las riendas de la relación, sino que, se limita a atender al masoquista. El Amo sádico debe desarrollar una agudeza extraordinaria para saber cuando debe proseguir a pesar de los gritos y las protestas, y en qué momento debe dejarlo. Un sádico que lleve las cosas demasiado lejos o se detenga demasiado pronto puede encontrarse con un rechazo por parte del esclavo. Por eso es tan importante el establecimiento de palabras de seguridad en los inicios de cualquier relación Ds. Solo con el ejercicio, o no, de esas palabras el Amo puede saber si está actuando dentro de los límites de dolor soportados por el sumiso.


La existencia de gestos de ternura y cariño intercalados entre los que tienen un carácter más violento o doloroso, son también importantes. Para un Amo el dolor es una forma de ejercer control sobre el sumiso. Y para un Amo sádico el dolor puede ser la forma más elevada de experimentar ese control. El Amo en esos momentos se siente fuertemente vinculado al esclavo, y una caricia o un beso en la piel maltratada, puede significar para el esclavo el mejor regalo que pueda recibir de su Señor.


COMENTARIOS ANTIGUOS

karlos (2013-10-18 08:51:42) excelente!


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