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Carta a un perro




 Recordarás, esos días felices

Hoy hace un año que recibiste mi primer correo. Recuerdo bien cuando lancé esa botella al océano de la red. Entonces no eras nadie por quien sintiera un mínimo interés. Eras un saco de barro en un almacén, la remota adquisición de un posible escultor, la posible obra de un creador. Hoy sigues siendo nadie, pero mereces mi atención, porque puedo decir con orgullo que eres mi obra y como perro de barro, como cosa hecha para mi goce (sobre todo mental) me dirijo a ti en este aniversario.


Baja la cabeza y humíllate. Cada día que pasa, compruebo lo insignificante que eres a mi lado. Tu espalda en el chat es una hormiga pegada en la pantalla de mi teléfono. Y por eso, porque consigo reducirte a lo más bajo, merezco tu atención. 


He dicho que te arrodilles, que te vacíes de lo que otros ven en ti, porque te quiero hueco para llenarte de nuevo, para que nazcas, otra vez, perro para mí.


Porque he vuelto.


Y tú solo debes sentirte afortunado, por recibir de mí una atención que no mereces en absoluto, pero que, no obstante, te dedico porque el artista siente querencia por esa pieza que modeló con interés (con ilusión) y que un día, para su pesar, se encontró en la basura, sucia, y con alguna esquina rota.


Tú eres esa figura. Una figura rota, desvalorada, desechada, pero no por eso dejas de ser mi creación y mi obra. 


Hoy me pregunto cuales serían las dimensiones mínimas de la jaula que debería instalar a los pies de mi cama, si sería una jaula lo suficientemente pequeña para que te sientas rata enjaulada, y lo suficientemente grande para que no puedas salir de ella en lo que dura la noche. 


Que te despiertes en mitad de mi sueño, con tu cuerpo magullado y dolorido, y que puedas espiar el placentero descanso de tu Dueño en el mejor colchón del mercado, es mi deseo.   


Te hablo como tu Propietario. Y como propiedad debes escucharme. No tienes elección. Eso lo sabes. Has aprendido a respetarme porque antes, cuando solo eras barro informe, yo supe ver lo que otros no vieron, y supe respetarte.


Ya te lo he dicho antes. Tú no puedes elegir no ser perro conmigo porque el perro ya está creado. No puede la figura volver al barro, después de las altas temperaturas. Soy yo quien te elige como mi perro y te callas. Y dejas de pensar en cuál es tu voluntad, o en cual debe ser esa voluntad propia que a veces te domina, porque ya no eres moldeable, porque ya estás moldeado. Esos pensamientos, esas elecciones, los dejas para cuando te hablen los demás. Ellos, los otros, los que destruyen con su ignorancia lo que creo con mis manos (y en lo que creo). Los que tiran a la basura mi obra, los que te consideran un igual, destrozando mi creación, mi obra, lo que más quiero, los que te dicen desde el pozo de su incomprensión que no soy tu dios.


Yo soy el Único para ti. No entra mi presencia en el resto de las mediocres relaciones D/s que, seguro, jalonan tu existencia. La Relación que te transforma en perro es ésta. No hay más. 


Nadie va a respetarte como un animal como yo lo hago. Porque la ceguera es el mal de los que te rodean. Porque nadie sabe ver al animal que hay en ti con la claridad que yo lo veo. Por eso reprime cualquier signo de indignación o incomprensión. Yo no soy uno que quiere dominarte. Yo soy quien te domina. Y eso es así porque eres mi creación. Mi obra rescatada de la basura. Mi basura. Y la basura no se indigna, ni se rebela contra quien la restaura la piel, le cuida las heridas, para que pueda aguantar las marcas de los grilletes, durante el nuevo uso que le espera. Le debe al creador silencio, respeto, como cualquier residuo que un ser superior produce. 


Mírate, soy yo quien te hace sentir lo que ahora sientes. Soy yo quien te crea, quien te moldea, quien consigue que te veas como un perro, valioso e importante. Más que ninguno porque cada vez que escuchas mi voz o me lees te hago renacer como perro.


Soy tu Creador y me debes el respeto que merezco. Y si no me ves como tu Creador, estudia y trabaja lo suficiente esa mente que tienes, hasta que seas capaz de comprender que no hay medias tintas en estas palabras, ni en la coherencia interna de quien de las dice. Que el desdibujado eres tú porque, tal vez, aún no eres capaz de verte entre mis animales con la claridad con la que yo te veo. Acepta esto de una puta vez. Eres mi creación. Y como producto de mis manos desnúdate, si aún no lo has hecho, no manches con tu piel la ropa que no te permito llevar.


Y así, desnudo, con la cabeza agachada, te felicito, porque eres afortunado de leer lo te he escrito.


COMENTARIOS ANTIGUOS

esclavomuskle slave (2013-01-23 16:31:40) una preciosidad de post que suerte ࢢene el perro, enhorabuena AMO


manu (2013-04-08 20:39:04) holapor fin te encuentro jajajaja te dejo mi correo soy txas , txas-sum@hotmail.es


Comentarios